Esta
receta está inspirada en un postre típico de Cataluña, mel y mató. La masa lleva un toque de avellana que le da un sabor
muy rico, aunque es un poco difícil de manejar porque se pega mucho. Aparte de
eso, no tiene más dificultad. Recomiendo hacerla varias horas antes de servirla
o incluso el día anterior.
Precalentamos
el horno a 180º. Necesitamos un molde engrasado de unos 26 cm. de diámetro,
mejor si es desmontable, el mío no lo era y era un poco complicado sacar los
primeros pedazos de tarta.
Ingredientes para la
masa quebrada:
- 275 gr. harina
- 200 gr. mantequilla blanda
- 160 gr. azúcar
- 1 huevo
- 75 gr. avellana molida
Ingredientes para el
relleno:
- 400 gr. requesón
- 200 gr. nata
- Miel al gusto (yo puse unos 100 gr.)
- 3 huevos
Base: Mezclamos todos
los ingredientes en la batidora. Dejamos reposar al menos una hora en el frigorífico.
Con ayuda de un rodillo y harina estiramos la mitad de la masa (se pega mucho)
y cubrimos con ella el molde. Pinchamos el fondo con un tenedor. Horneamos unos
15 minutos hasta que veamos la masa ligeramente dorada. Reservamos
Relleno: Ponemos todos
los ingredientes en la batidora y mezclamos bien.
Montaje: Vertemos la
crema en el molde y horneamos unos 30 minutos, que se cuaje un poco la masa.
Mientras, vamos estirando el resto de la masa y una vez que se ha enfriado un
poco la tarta, la cubrimos con mucho cuidado y volvemos a hornear unos 15
minutos, o hasta que veamos que se dora
la masa. Dejar reposar y espolvorear con azúcar glas.
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